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"Una experiencia de vida" por Leonardo Martínez Cayuelas

1.300 instrumentistas pertenecientes a 32 agrupaciones musicales de diferentes regiones de Colombia formaron parte de la trigésimo novena edición del Concurso Nacional de Bandas Musicales 2013 celebrado en Paipa (Boyacá) entre el 3 y el 6 de octubre.
Durante el concurso, cada una de las bandas presentó su repertorio a lo largo de los tres días en seis categorías: Infantil, Juvenil, Básica, Popular, Especial y Profesional, que fueron evaluadas por nueve jurados internacionales.
Entre el jurado internacional se contó con la presencia del almoradidense Leonardo Martínez Cayuelas, actual Director de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Elche, quien trajo un recuerdo inolvidable, una verdadera "experiencia de vida".
Este es su relato:

". El certamen Nacional de Bandas de Música organizado por CORBANDAS será una experiencia de por vida. Un certamen con una alta calidad aunque con unas grandes disparidades al igual que el país en el que se desarrolla. 
Me encontré bandas con una gran estructura como banda infantil, banda juvenil, banda especial, diferente profesorado, etc… y otras bandas que no tenían tantas posibilidades, que solo tenían una sección y un director. 

Lo que yo no sabía es que el mejor momento del certamen lo iba a pasar con las segundas. En la primera ronda se presentó la banda infantil Escuela Pluriétnica de Carurú, en ese momento mi compañero de tribunal D. Juan Felipe Arias Villa me susurra que son indígenas en una amplia mayoría, yo pensé que al igual que otras muchas sus antepasados habrían sido indígenas y la escucho y valoro su interpretación la cual no había sido la mejor ni mucho menos. 
Al día siguiente en la entrada de bandas o desfile iban tocando como no unos ritmos populares con un atuendo muy característico, iban con plumas, taparrabos, pinturas, etc… y ahí me dí cuenta que el público les jadeaban de una manera especial. 
Y en la última de sus intervenciones que fue al tercer día fue donde me llevé la gran sorpresa, durante su última actuación ante el jurado calificador gracias a los comentarios del presentador y a lo que fue sucediendo en el escenario y posteriormente, se forjó una de las mejores experiencias de mi vida. 

Esa banda que iban “disfrazados” como indígenas en verdad lo eran, volvieron a presentarse en el escenario con ese gran contraste que se daba entre las plumas de su cabeza, pinturas de su cara, taparrabos y los instrumentos que llevaban en las manos como clarinetes, flautas, trompetas, tubas, etc… 
El presentador nos explica que Carurú es una zona que está dentro de la selva, han tardado en venir al certamen unas 35 horas, la gran mayoría de ellos se han comprado por primera vez un chándal y unas zapatillas, por supuesto era la primera vez que salían de la selva, han conocido el autobús, el avión, la televisión o la música grabada porque en la selva no tienen electricidad. 


Aparece el jefe de la tribu y con su atuendo y en su idioma da las gracias a todos por “todo”. Cuan grande es mi sorpresa cuando el director de la banda hablando conmigo en las oficinas del certamen me cuenta que el día anterior en el desfile, cuando se fueron a dar cuenta uno de los niños estaba subido a un árbol cogiendo lo que él pensaba que eran unos frutos comestibles y el director le tuvo que explicar que en la ciudad muchos de esos frutos no son comestibles. El director me continúa contando que ensayan en la selva, prácticamente a diario y que la banda se está convirtiendo en una manera de luchar contra unas redes de captación de muchachos y niños jóvenes para la guerrilla, a los que los engañan poniéndoles armas en las manos a muy temprana edad. 

Este director se ha encontrado con múltiples dificultades una de ellas es que en el idioma que hablan en la tribu no tienen consonantes, solo un músico sabe de la dificultad de aprender a tocar un instrumento sin conocer lo que es una consonante, otra gran dificultad es que este director era rechazado en sus comienzos, según me cuenta, no por algo personal, rechazaban todo lo que viniera de fuera y no confiaban en nadie porque esta tribu hasta hace unos 50 años habían sido esclavizados para trabajar en las numerosas minas y en otros menesteres. 
Uno de estos niños tocó como última obra una con trompeta solista y también me cuenta el director que un amigo de este le tuvo que dejar una trompeta porque con la suya le habría sido imposible. 
En estos casos valoramos la fuerza de la música. ¿Qué está consiguiendo la música con estos amigos que hasta ahora no había logrado ninguna otra cosa? Fue imposible evitar que se me escaparan lágrimas durante esa última actuación. También decir que le dimos el premio al mejor instrumentista infantil a ese niño, su reacción emocionante, se podrá comprar una trompeta."


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