Hoy es

La historia del “Amorós-California”

"Cugatti" (a la derecha) con compañeros del Circo, en los años 30


“La vida de los payasos, como la de todos, está llena de risas y lágrimas”.
Esta frase la utilicé cuando contaba la vida de “Cugatti”, el gran “Clown” de nuestro pueblo, metido a empresario de Circo a partir de los años 50.
Lo que hoy traigo es una historia triste, también de payasos, y en un escenario muy particular: “El Circo Amorós-California”, de nuestro almoradidense, Jesús Amorós.
El 7 de abril de 1958 se presentaba en la localidad de Avilés el “mayor espectáculo del mundo”, y con él “Bill Wild”, una de las actuaciones cumbre del circo, un tirador de asombrosa precisión, que disparaba con una carabina a diferentes objetos: globos, cartas, cigarrillos, sobre una pantalla.
Tenía tal precisión que hasta sus compañeros creían que trucaba la actuación.
Sin embargo, aquel día falló uno de los disparos que fue a parar a los camerinos, donde María García Pascual, locutora y presentadora del circo, lo recibió en el cráneo, provocándole la muerte instantánea. El número continuó porque nadie se había percatado de lo que pasó, aparentemente todo había salido bien, así que, grandes aplausos y un público entregado, esperando la presentación del siguiente número, que esa noche no llegó.
Bill Wild” quiso suicidarse y renunció a seguir con su número, pero tampoco huyó de su mundo, de su familia, hubiera sido una cobardía.
Pasó a ser el payaso “Barton”, compañero de pista de “Bimbo” y “Ramoncete”.
No dejó de llorar durante el resto de su vida la muerte de su compañera, y curiosamente, cada día, tuvo que salir a la pista para hacer reír.
Un último apunte que completa la historia: Maria Pascual estaba casada con otro miembro del circo, “Deany”, que continuó como locutor y presentador.
Cada noche tenía que presentar, con el mayor de los entusiasmos, a “Barton”, el payaso que una vez fue un gran tirador, y a pesar de todo, nunca dejaron de ser amigos, grandes amigos, quizá unidos por el triste recuerdo.
Seguro que los más mayores recuerdan la llegada del “California” a nuestro pueblo, y si cierran los ojos, podrán incluso oír los disparos del gran “Bill Wild”.

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