Hoy es

Javier Ribera Martínez

Anuncio de 1972


Un día nos llega un cliente para que le viésemos un ruido en la parte delantera. Pruebo el coche, le diagnostico cambiar cojinetes de las ruedas delanteras, y una vez cambiados, el ruido sigue igual.
A partir de ahí, vuelvo a cambiar cojinetes, transmisiones, caja de cambios, articulaciones…nada, el ruido sigue.
Ya no queda nada por desmontar, estoy desconcertado, y para colmo, el cliente empieza a cabrearse.
Entre montar y desmontar, el vehículo lleva mas de un mes en el taller. Una mañana me despierto poco antes de las siete, y como siempre, a diagnosticar de donde puede salir el dichoso ruido.
Ese dia dí con la clave: “La goma de la faldilla quitabarros delantera derecha se había endurecido y en los vaivenes rozaba el suelo, produciendo el dichoso ruido.
Solución: unas tijeras normales, se cortan 3 cm. en la parte baja de la faldilla y ruido desaparecido.
Entregamos el vehiculo sin ruido, no se pudo cobrar ni la mitad de horas y, por supuesto, perdimos al cliente.
Pero eso no es todo…
Pasa bastante tiempo, hasta que entra un señor que me explica que tiene un ruido en su coche, que incluso lo ha llevado al taller central de la marca en Barcelona, y que nada, no han dado con el problema.
Me hecho unas tijeras al bolsillo y le digo a este señor que probemos el coche. Nos ponemos en marcha y ahí está el ruido. Le mando parar y que no hace falta que él baje, le corto los tres centímetros a la faldilla y, sorpresa, el ruido ha desparecido.
El cliente tiene una cara de satisfacción impresionante, me comenta que a su vuelta a Barcelona además de exigirles el importe de la factura le iban a oír.
Finalmente no le cobré nada, me bastaba ver la cara de satisfacción que tenia cuando miraba la faldilla.

Ésta anécdota que os he relatado, ocurrida en los años sesenta, me gustaría que fuese para que no decaiga el espíritu combativo que suelen tener casi todos los profesionales del sector del automóvil en la resolución de averías complejas y difíciles, incluso con coste económico para ellos.

Javier Ribera Martínez.


La familia de Emigdio Ribera en los años 40. El niño de la izquierda es Javier Ribera Marínez.

Aquí podéis leer su historia del "Biscouter"
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